jueves, 14 de junio de 2012

Yosik El del Mercado Viejo de Vilna, Joseph Buloff.

Principios del siglo XX en Vilna, los pogromos zaristas en su apogeo. Las vísperas de la revolución. Ese antisemitismo ruso tan ruso, de las clases altas, más histórico que racial. Los pogromos se ven venir, se “huelen”, como cuando se avecina una tormenta y se palpa en el aire. Los judíos se refugian en sus casas esperando la catástrofe. Y ésta sucede siempre de la misma manera: los caballos, los látigos, el fuego, las violaciones, el destrozo de puestos y tiendas, los cosacos borrachos... y el posterior silencio, prolongado, frío, hasta que las encogidas figuras negras, pequeñas y asustadas, empiezan a asomar sus cabezas a través de ventanas y puertas para constatar que la marea ha retrocedido y pueden salir de sus guaridas poco a poco. A sus tiendas, a sus barracas, a recoger los despojos, limpiar la sangre, recuperar lo recuperable. Y vuelta a empezar.

Yosik lo cuenta con inocencia de niño e ironía de viejo sabio –esto es posible. Ningún ingrediente falta en el relato del hijo de Barve –ni siquiera el padre que se hace millonario en América, vuelve, lo gasta todo y termina por descender de nuevo al submundo del mercado-. Josef Bulow era ante todo actor, y el tan característico histrionismo yiddish marca el comportamiento de su protagonista. De ahí las pinceladas surrealistas del relato. ¿Cómo se imagina uno que podía presenciar e interpretar los pogromos zaristas, los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial, la invasión alemana y la Revolución, un niño judío ruso, canijo y superdotado? Exactamente como lo hace Yosik. Con sagaz ironía nos cuenta cómo los siempre apaleados judíos rusos, especialmente los pobres, reciben con júbilo a los alemanes por ser una raza “higiénica y atlética” que jamás incurriría en desmanes propios de un pueblo subdesarrollado como el ruso, es decir, en el racismo. Ese jamás pronto se revelaría un sarcasmo cruel, pero esa es otra historia que un Yosik adulto no nos contó.

No encuentro la palabra que exprese lo que siento tras esta lectura. ¿Serendipity? Es lo que busco, lo que quiero saber, lo que quiero que me cuenten. La Historia narrada desde abajo, desde la mínima estatura y la imaginación desbordante. La ironía y el humor como bálsamos ancestrales.

Busqué información sobre Buloff. Solo publicó una obra, ésta. Su actividad como actor, en el Imperio Ruso, la URSS y EEUU se prolongó durante más de 70 años. Los mismos que compartió con su mujer, la también actriz judía lituano – polaca Luba Kadison. Me topé con una entrevista realizada por una periodista inglesa, Chloe Veltman, en la que Luba hablaba de Buloff y del teatro, la pasión que compartieron durante décadas (ella llegó a los 100 años). Al leerla me dije: Dios mío, ahí está la inteligencia, la fortuna, ahí está aquello a lo que todo hombre debe aspirar.

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